martes, 14 de agosto de 2012

Meia Maratona Internacional do Río: A 5 días


Buenos Aires, cada día más nostálgica me despide a plena lluvia.
Desde que volví de Bogotá solo pude ver el sol dos días. Agradecido de emprender viaje rumbo a Río de Janeiro para una nueva Media Maratón dentro de COMPITE X TU CIUDAD.
La mínima en la ciudad que recibirá a los Juegos Olímpicos en tan solo 4 años es igual a la  máxima (con viento a favor de BA).


Estas 3 semanas de entrenamiento fueron especiales. Descarga activa, CARGA y + CARGA. Me asombra realizar entrenos que antes hacía para correr 3 o 5 mil metros en la pista en un costo medio.
El calzado elegido para esta prueba son las adidas adizero Feather 2. Tan solo dos entrenos me hicieron falta para romper con la idea de las Feather 1. Estas son igual de “impulsoras” pero con más estructura (en  el mid-foot y en la suela). Eso si, el Sprintweb es el arma secreta para ir siempre un poco más alla. Los 190 gramos y el sprintweb de la capellada hacen el resto. 
Veremos que nos tiene preparado adidas en cuanto a indumentaria.



Espero con ellas ir por todo y si las condiciones climáticas lo permiten traerme un Personal Best.

Lo que no te mata te fortalece. Caida en el Óvalo el sábado con lluvia y barro durante los 28K con Max Pacheco (mi atleta favorito para Octubre 42K). Aprender a levantarse y ser más fuerte than ever.

Si todo sale según los planes el domingo en los 21K celebro los 3 mil kilómetros corridos en el año.

///Gracias adidas y CORIS por la confianza de siempre///

miércoles, 1 de agosto de 2012

Medio Maratón de Bogotá: Primer experiencia a 2600 msnm.




El domingo 29 de julio amaneció nublado, como no podía ser de otra forma. Frío y amenaza de lluvia era el pronóstico para la jornada.

Ya llevo 15 días en Bogotá intentando adaptarme al cuco de los 2.600 msnm. Una semana en el Mundo de “COMPITE POR TU CIUDAD”.  adidas me seleccionó como el Super Runner que representa a Buenos Aires para lograr que sea la ciudad más rápida de Latinoamérica.
Tras un desayuno de los aburridos, té con tostada y miel, terminé de ajustar los detalles y salimos para la zona de largada.

Al llegar al Parque Simón Bolivar, de donde larga la competencia, atravesamos un control e ingresamos a la zona de atletas de elite. Keniatas, etíopes, eritreos, marroquíes, eran la nota de esa previa larga, ya que arribamos 90 minutos antes del comienzo de los 21K.


Ida al baño, charla, fotos, movilidad articular, otra vez al baño. El kenyata Peter Kirui, a quién tuve el placer de conocer el viernes, compartir una charla y trotar unos metros me saluda. Me cuenta que no está del todo bien para la carrera. Su gesto era serio, pero gentil a la vez. Tadeu sigue con los chistes, Will está sumamente concentrado. Los tres aspiramos a verlo en la cima del podio interno de los Super Runners.
Entre chistes y sorbos de Gatorade llega la hora de empezar a moverse. Un trote ligero y a estar atento para ingresar a la manga de partida. Primero los elite, luego nosotros en un corral por detrás. En control es enorme. La carrera ya está por comenzar. Troto, realizo una estiradas, me emociono (no hay que aflojarse antes de empezar, detalle a mejorar), se me aparecen todas las personas que desde su lugar estuvieron pendientes de mi, alentándome y enviándome la mejor energía a lo largo de estas dos semanas de adaptación a la altura.
Realizo las últimas estiradas, me acerco a la largada. Cuadramos con Tadeu que cada uno haga su carrera. Mi estrategia estaba bien clara. Solo necesitaba saber si la podría cumplir durante la competencia.
Larga la elite femenina. En ese momento un mar de gente empieza a acercarse al vallado que tenemos por detrás. Miles de atletas populares a la espera de la hora señalada.
Largan los hombres y aunque había que esperar a que los demás corredores pisen la línea de largada un atleta, de forma insólita, realiza una salida en falso. DE NO CREER. Detrás de él, algunos salen y ya no había lugar a rectificaciones. Corrimos casi 100 metros hasta el punto de largada sin necesidad. Aprieto  el Split y 21097 metros me esperan.


Los primeros metros son acelerados, pero sin empujones y tropiezos. Mucha gente comienza a pasarme, era de esperarse. El brasilero está delante mio, todavía no hay apuro.
El primer KM no lo veo, el segundo lo paso en 8:04, rápido para el plan de carrera.
La gente está en las calles, alentando a propios y extraños. Los restaurantes ponen música fuerte. Hay pasacalles con “porras”. Km 3 en 4:21, superado el primer puente. Puesto de hidratación. Agarro agua, que vienen en bolsas, buche y a la cabeza.
A pesar de estar destemplado siento calor. Seguimos subiendo. Tadeu se me aleja. Yo tranquilo. Las sensaciones no son las mejores, me lo esperaba. Iba pero sin apretar, cuadrado al plan.
Las subidas son una constante en los primeros 7 km de la carrera. En una subida fuerte, ya medio arto de eso, escucho a un corredor que me alienta: “Vamos Argentina, después de esta subida hay un par de curvas más. Después en la 7ma empieza a  ser recto”. El detalle de todo esto es que teníamos el Cementerio a la derecha y él llevaba la misma remera con la que dormí toda esa semana. Una señal. Agradezco el  consejo, me tiro en un repecho ya con el pacer de 1:30. La liebre venía un poco rápido, con un globo que me golpeó un par de veces y un grupete que disertaba si los parciales eran rápidos.
Rumbo a la avenida, en un giro a la derecha, el 90 % del pelotón fue por arriba de la vereda (por lo visto no solo para en Lanús).
A los 28 minutos de carrera se largó a llover. Agua fina que caía del cielo. Yo feliz, ya que me venía tirando líquido desde el km 3. El panorama se notaba más plano, andaba por territorio conocido (por esa zona hice junto a los Good Will Runners un fondo suave el domingo anterior).
Tadeu Cruz hacía rato que estaba fuera de mi radar. Las sensaciones mejoraban pero lejos estaban de ser óptimas. A esa altura el público pasó a ser un factor fundamental. Banderas colombianas, “ánimos”, y el recurrente “apuren que el kenyata ya está por llegar”. FALSO (tuve hasta el tiempo para calcular por qué KM iría la punta).
Mientras me tiraba agua en la cabeza y  disfrutaba de la llovizna un runner con “chuchos” de frío se quejaba en vos alta (cada loco con su tema).


Entre tanta cosa, pensamiento y sensaciones raras, apareció Tomás, uno de los fotógrafos de Trois, la empresa contratada por adidas para seguirnos durante toda la semana. La cámara obliga a mantener el paso (nadie quiere salir mal en las fotos) y con dos frases supo ponerme en foco. De pensar que ese podía ser mi primer fondo a ritmo rumbo a los 42K de Buenos Aires en octubre, volví a la carrera.
Kilómetro 10: alfombra de control a mitad del recorrido, cartel de hidratación. Me apuro en tomar el gel, ya que recién varios metros  tras una curva venía el agua (siempre en bolsitas).
En bajada los parciales eran los buscados a esa altura de la carrera. Igual era pronto para ir por más. Las adidas adizero Adios 2 se portan de mil maravillas. Con sólo dos trotes de 30 minutos y algunas estiradas se sienten perfectas. (con el modelo anterior nunca había competido más de 10K, ahora iba por el Km 12 y las sentía amortiguadas).
Más hidratación, más gente, más aliento en la calle 92. Paso por detrás del Hotel. A los pocos metros estoy a una cuadra de la esquina que considero el KM Cero de Bogotá (me rio , igual que Will en ese tramo).
Me empiezo a sentir mejor. Me engancho en un pelotón y lo largo a los pocos metros. Voy para adelante, la carrera va según los planes.
Ahí aparece una subida a una Autovía. Esa “oreja” me sirve para ver por primera vez al brasilero. Esta lejos pero a la vista!
En la bajada Tara y Silvana (mis anfitrionas la primer semana) me alientan, me ofrecen gel. No lo tomo, agradezco y sigo.
Mi zanahoria está delante. Con el pasar de los metros la distancia se acorta. Salimos de la Autovía, entramos a otro barrio. “A no desesperar”, pienso. Lo importante es la meta. No sirve de nada alcanzar a Tadeu y morir en el intento.
Lo tengo a tiro en el Km 17. Plan hasta ahí perfecto. Me pongo detrás de él, lo toco y paso al frente (tal vez demasiado pronto). Acelero y Tadeu viene. Freno y se queda. Me abro y se corre. Me pongo de costado y le hago seña para que tire. “No, estoy morto” me dice. Me tomo 1 segundo, lo pienso. Cambio el ritmo y no viene. Reingresamos a la autovía. La rueda de la fortuna aparece a lejos.
Km 19: me alejo. Cada tanto relojeo. Está atrás. Vamos que sale!
Km 20. Campana mental. Acelero, no viene. Paso junto a la rueda en plena subida con curva a la izquierda. Mantengo el sprint que queda. Salgo de la curva, la ruta se estrecha. Cordón con público a la izquierda, vallado a la derecha. Prendido esquivo y paso gente. No falta nada. Reviso cuál es el arco de meta. No se escuchan pasos ni respiraciones por el griterío.
Como una tromba lo veo. Me pasa. 1 segundo, 1 puesto. Me paso en el toque.

Mi remate a 4:20 para los últimos 1.098 metros no fue comparable con su 3:03 para el último Mil. Vaya Super Runner resultó ser Tadeu.


Cruzo la meta. Me aflojo. Me sostiene un asistente. Tadeu gira, nos vemos. Recupero las fuerzas.  Nos abrazamos felicitándonos por el esfuerzo realizado.


Hice la carrera perfecta. No se dio el resultado por 1 segundo. Empiezo a caer en el esfuerzo que hice durante 21k a 2600 msnm. En pleno festejo nos enteramos que ganó Will. La alegría nuestra pasa a ser felicidad.
No paramos de felicitarnos mutuamente. Ingresamos a la carpa, ahí está el Campeón. Festejo.

Cuando tres personas, corredores, pasan de rivales a ser amigos, hermanos, nada es más importante.
90 minutos fue mi tiempo. Solo un segundo menos el de Tadeu. 78’ el de Will Vargas.
Los tres ganamos. Vivimos durante una semana juntos una experiencia única que se coronó con la Media Maratón de Bogotá.
Quedé con ganas de trotar. Los dos se excusaron. Salí solo unos minutos. En pleno ablande me lo cruzo a Peter Kirui nuevamente. Me saluda con una sonrisa enorme y cuenta de su victoria con record de circuito (62 min). El va rumbo al antidoping.

Bogotá es todo y mucho más de lo que esperaba.


El lunes madrugué antes del vuelo para pedalear un poco. No hay tiempo para relajarse.
En tres semanas los Super Runners vamos por la Meia Maratona du Río de Janeiro. El calor será el factor a enfrentar en la Ciudad Maravillosa.





Gracias a: Dios, Familia, Amigos,Compañeros, adidas, Coris, Trois, Daniel Simbrón, A..., Familia Vargas, M.C. por acompañarme en esta experiencia. Mi primer carrera en ALTURA.